En el centro de Languedoc, la combinación de fenómenos geológicos crea
una sorprendente paleta de colores, texturas y formas de grandes contrastes.
El lago del Salagou, creado en la década de 1960, constituye un marco ideal para
las actividades de ocio, los paseos en familia y el disfrute del sol. Sería una lástima
no aprovechar también para degustar la gastronomía local.